miércoles, 5 de marzo de 2014

Velvet, ¿rancio como el terciopelo?

Bueno, bueno, he tenido un come come y un no se que que no se yo con los Oscars, uf, que vamos, ni escribir he podido hasta que no pasaran. Por favor, ¡que nervios!, ¡que expectación!: todos parados hasta que se han emitido...

¡Que no! Que es que he estado trabajando doce horas, ¡menudo rollo de Oscars! Y menos mal que no pase sueño para verlos, que si lo hago en directo menudo careto el que llevaba al día siguiente. Si lo mejor (y lo único) es que nuestra amiga se ha vuelto a caer y que los latinos empiezan a recuperar un continente que también es suyo. Por lo demás...no tan desesperante como los Goya, claro, donde no pasó nada -pero nada de nada-. Que digo yo, ¿no se puede meter guionistas buenos a hacer estas cosas? Que todos sabemos que son el alma del lenguaje...y de cualquier espectáculo. ¡Qué lástimita la falta de guión en estas ocasiones!

Pero entre hora extra y hora extra me ha dado tiempo a ver Velvet, la serie de Antena 3 que se quiere subir al carro de la temática de las galerías. Porque sí, insólito pero cierto; es una temática de moda gracias a The Paradise y Mr. Selfridge. Pero de otra forma, claro.

Mr.Selfridge es una serie que emite la ITV en Reino Unido (la cadena de Downton Abbey) que va ya por la segunda temporada (y tendrá una tercera en 2015). Ambientada en el Londres de 1909, nos cuenta como el norteamericano Harry Gordon Selfridge funda sus míticos almacenes de Oxford Street. En ella encontramos el glamour de las primera galerías, de las primeras campañas de marketing y de las primeras mujeres que trabajan más allá de las fábricas. Muy...idiosincrásico.

La serie está entretenida gracias a que se dieron cuenta de que de las historias de amor superficiales y del glamour del primer consumismo no era posible vivir más allá de los dos primeros capítulos; y han ido introduciendo elementos más interesantes como son la independencia de la mujer y, en esta temporada, los cambios que acarrea en la sociedad una guerra.

Tiene el encanto de estar basado en una historia real, y la ventaja de ser el entretenimiento escapista del domingo por la noche. Ahora, tampoco es un peliculón ni cuenta nada que no sabemos. Espero que esto se sepa, que es historia básica de principiante, pero mira, más descubrió Dan Brown a muchos para estupefacto de todos...

La segunda serie británica -sobre lo mismo- es The Paradise, de la BBC, basada en la novela de Zola "El paraíso de las damas".

Bueno, perdón, no es sobre lo mismo: esta empieza en 1875. Es cuando una joven provinciana llega a la ciudad para emplearse en la tienda de su tío y, como este ya no puede darla trabajo porque los comercios tradicionales no tienen clientela, decide trabajar en las galerías recién inauguradas. La modernidad.

Esta tiene más romance y más blandura, ya que se enamorará del dueño que -claro- es viudo. Aunque en la segunda temporada también intentaron fijar la atención en la independencia de la mujer y su recién (y sana) descubierta ambición. Tiene una escena en la que el prota se lleva una torta por decir eres MI mejor inversión. Y es que ella no sueña con ser su esposa; si no que aspira a dirigir The Paradise.

Ya os digo que las dos han coincidido en antena, y yo me preguntaba ¿pero tanto gustan las historias de los centros comerciales? Hombre, todo tiene su aquel, pero anda que, llegar el domingo de las compras y ver ¡dos! series que van sobre ello, ya me parecía un poco demasiado. Y sobre todo me preguntaba: ¿cuanto tardaran en traerlo a España?

Y ¡ja,ja! Entonces llegó Velvet, que otra cosa no, pero en publicidad hay que reconocer que se lo han currado: una historia de la lucha entre Galerías Preciados y el Corte Inglés en el Madrid más glamuroso. Perdón de nuevo: entre las Galerías Velvet y los Almacenes Oxford, que despiste más tonto.

A ver, en primer lugar, Madrid no era glamuroso; era una ciudad de posguerra que vivía bajo una dictadura. Que habría gente que vivía fenomenal, seguro: pero precisamente ponerlos a ellos de protagonistas y pretender que nos den pena es un poco así.

Segundo, ¿pero qué cabecera es esta! ¿De verdad que no se puede hacer nada mejor? Con el juego que da el art decó y los músicos tan buenos que tenemos en el país...¡Ah! Y la banda sonora,  que en vez de ayudar a la trama estorba. Muy fuerte.

Tercero: NO HABLO TU IDIOMA. Que no. Que no les entiendo. Pero nada. Ni planchar se puede mientras se ve Velvet. Si es que por más que miro de cerca no les veo ni mover los labios. Bueno, ole por Adrián Lastra y Cecilia Freire que son los únicos que vocalizan. Yo es que esta cosa de que entendamos mejor las series en inglés que en español ya es que ni me lo creo.

Cuarto: que para los que nos hemos visto Sin tetas (que con ese título creía que era algo de broma) no hay Duque, y si no hay Duque...pues bueno, el chico no esta mal, pero como para que todo centre en torno a él  y sus amoríos, igual igual es pasarse.

Y como estas otras tantas, y mira que ha tenido éxito, pero convencida estoy de que ha sido por lo mismo que las pelis-mierdas de Hollywood: la publicidad y los buenos avances, que el montador de trailer debía ser la profesión mejor pagada del mundillo, porque lo demás...un poco descuidado y al rebufo del éxito de las británicas. Ahora, que cada capitulo de ¡hora y media! cuesta...ti ti chin....500.000 euros, ahí es nada.

Así que que conmigo no cuenten, que me pone hasta nerviosa: tanto gestito y miradita de amor, en wachuwachu y en un contexto inexistente...vamos, que hasta las pobretonas que vivían en los sótanos se muestran encantadísimas de tener un trabajo. A que me suena esto...

Pues nada, a darse a House of Cards que es lo que toca: y si te he visto, no me acuerdo.


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