domingo, 27 de octubre de 2013

Cine para tardes de lluvia

Aquí andaba yo de camino al trabajo bajo chuzos de punta pensando qué ver en estas tardes lluviosas. Que la lluvia en Madrid es estupenda: nos visita menos que la familia lejana. Hasta se puede respirar ese día. Pero es inevitable que tenga ese tono un tanto melancólico de pudo ser pero no fue por se la vida como es, que puede que no sea sino el efecto de ver todo uniformemente gris bajo mojado.

Así que bajo este estado de ánimo y, sobre todo, bajo estas condiciones ambientales, empecé con la que considero la película más lluviosa de mi colección: Closer. 

¿Por qué llueve durante toda la película? Pues no. ¿Por qué se desarrolla en Londres? Pues tampoco. Esta película es para mí la más lluviosa porque con ella pasa como con la lluvia en un cuadro impresionista: todo queda unido por el agua; cielo, aire, adoquines, edificios, paraguas. Un conjunto convertido en un espejo gigante donde el gris vaporoso se refleja hasta el infinito; dando distintos juegos de luz, pero todos formados por el mismo elemento.

Pues así es Closer para mí. Todo queda entrelazado; arriba y abajo, unos con otros....de la forma más brumosa posible sin ver de manera nítida donde acaba lo uno y comienza lo otro. Vamos, que no te enteras de nada. Y cuantas más veces ves la película menos certezas tienes sobre el argumento. Estupenda.

Yo sigo sin saber quien es mejor que otro, y si los hay, y porqué hacen lo que hacen. O no. O yo que sé. En fin, un batiburrillo fantástico de unos personajes muy muy interesantes. Creo que tanto Julia Roberts, como Jude Law, Natalie Portman y Clive Owen están, en esta película, justo justo en su mejor momento.

Además tiene un tema musical destacado que sí que es lluvioso por completo. ¡Qué melancolía y que je ne sais quoi!.

La canción que se llama The Blowers Daughter y todo sigue cuadrando:

La hija del dios del Viento (The Blowers Daughter) se enamoró del dios del Mar. Como castigo su padre la destierra a vivir en la tierra como mortal. El dios del Mar decide vivir  en la tierra con ella, pero si consigue que aprenda a respirar ¡bajo el agua! podrían vivir para juntos siempre.

Ella no puede saber el motivo por el que tiene que aprender tan inusual habilidad, y aunque viven muchos años juntos, nunca lo consigue.

Finalmente, ya ancianos y débiles, él la lleva al fondo del mar donde muere ahogada lentamente...y él regresa a su trono solitario para siempre.

Os advierto que crea adicción, aquí va:





(Uf, ahora voy a estar toda semana cantándola...)



La segunda película inevitablemente unida al agua es Expiación. O mejor, Atonement, como es su nombre original, que parece que suena a un mayor tormento .

Pues en esta película, de la que ya hemos hablado, no solo es que el tono sea el de pudo ser y no fue...el que el agua es un personaje más de la misma, y no precisamente secundario. 

La primera escena cargada de erotismo es cuando Cecilia (Keira Knightley) se introduce en la fuente para recuperar el asa de la vasija que se ha roto.

Al salir se convierte en una "Venus saliendo del Mar" al estilo clásico, y, en concreto, desde mi punto de vista, en El Manantial, de Ingrés, una de las obras más sensuales que nunca he visto (que está en el Museo de Orsay). Y con estas referencias empieza la película. Casi nada.



Y así lo siente también él, Robbie (James McAvoy), pues, casi con miedo, y con un cierto temblor, toca la pátina acuosa de donde acaba de salir, como si fuera su propia piel. Un gesto que parece absurdo pero que lo sentimos como muy muy sensual.




El filme sigue avanzando con el agua: él está en la bañera, preparándose para acudir a la fiesta, y en ese momento ve un avión de guerra, anticipándonos lo que va a ocurrir.

Lo mismo ocurre cuando la pequeña Briony se lanza al río para obligar a Robbie a que la salve; ya entonces la dice que podrían haber muerto los dos por sus tontas fantasías.

Las olas, el mar: es el océano el que trae los recuerdos; es la distancia que les separan y en el entorno donde sueñan estar juntos.

Y finalmente será el agua el que envuelva sus muertes: él fallece en un sótano lleno de goteras, a la orilla del mar, esperando el barco que le lleve de vuelta. Ella, en el túnel de metro, refugiándose de las bombas, por una inundación. En medio: la imaginación de Briony, que no para de lavarse las manos unas y otra vez esperando que el agua se lleve la culpa.

¿Cómo no verla con el sonido de la lluvia de fondo?



Y la tercer película ideal para este tiempo es Match Point. Que no es tan ácuea como las anteriores, pero también es excelente y tiene escenas memorables.

Por supuesto, transcurre en Londres y la campiña británica, que después de los dos filmes anteriores ya tenemos más que relacionados con el tiempo brumoso. Además, como Closer, se mueve en ambientes un tanto melancólicos: galerías de arte, ópera. Pero también en desangeladas y grandes mansiones como en Expiación. Hasta aquí, vamos bien.


Pero es que es el trueno, y la tormenta que le sigue, el que da el pistoletazo de salida a la pérdida de control en la historia; desde ese momento todo se tuerce inevitablemente. Y es entonces cuando ocurre esta escena bajo la lluvia rebosante de pasión, ¿o no?



Y así terminamos esta semana, ¡qué subidón! Que llueva, que llueva...

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