domingo, 31 de marzo de 2013

Mi Museo Imaginante: La Muerte de Marat



Una vez me gustó un chico tanto, tanto, tanto, que sentía una carga eléctrica tan grande cuando estaba a su lado, que nunca, nunca, pude tocarlo, porque estaba convencida de que si le tocaba me iba a desmayar. (Probablemente pensó que era tonta y me diera por imposible, claro).

Esta misma sensación electrizante la he sentido también con alguna obra de arte; y estas obras forman, lo que yo llamo, mi museo imaginante. No museo imaginado ni museo virtual, porque una parte fundamental del flechazo es que te enamores de ellas en persona, claro, no a través de reproducciones (¿Qué somos, reyes? No, gracias.). 

Te tienen que llegar sus vibraciones, sentir cierto mareo en su presencia…E imaginante porque hay un antes y un después de conocerlas: te han ayudado a imaginar y han transformado tu alma. Son obras apabullantes.


Y la primera obra con la que me pasó esto, y la que inaugura  mi museo es «La muerte de Marat» de David. El cómo nos conocimos es bastante curioso –como en cualquier buena historia de amor que se precie, no?–:  

Viajé a Bruselas con unos amigos –en mi bendito Erasmus en el que recorrí parte de Europa– y decidí quedarme un día más por mi cuenta para poder ver tooooodos los Museos de arte de la ciudad (esto es fundamental hacerlo si quieres conservar los amigos…).


Así que, ahí estaba yo, paseando por el Museo de Bellas Artes de Bruselas, de cuya colección apenas sabía nada porque la guía de viajes era bastante escasa (y baratilla). Entro a una sala –como cualquier otra–: veo un lado, veo el siguiente, me giro…y de repente, allí, en solitario, ocupando la pared entera...estaba el Marat asesinado. Una obra bastante más grande de lo que esperaba, sombría y majestuosa. Miré alrededor porque me extrañaba que no hubiera frente a ella un enjambre de cabezas con la mandíbula desencajada…pero no había nadie (y luego hay que pedir vez para ver a la Gioconda, ¿? Je ne comprends pas).

En ese, en ese preciso momento fue cuando entendí (y cuando experimenté) que verdaderamente hay un Arte con mayúscula, trascendente y a la vez tan humano.

Era una sensación muy contradictoria, porque te daba pena tener a ese hombre, tan cetrino como el Cristo muerto de Mantegna, que te sobrecogía de dolor…peeeeeeero, al mismo, tiempo (de ahí la contradicción) también parece que se te echa encima, y claro, en el fondo lo que te da es cierto asquito, así que, inconscientemente, te apartas, como para que no te salpique ni lo tengas que tocar. 

Así que, así estaba yo, sintiéndome deslumbrada y culpable al mismo tiempo, por no poder hacer nada por ese personaje ni tampoco querer, claro. Pero fue un momento muy especial que diría que dio sentido a toda una carrera universitaria (ahí es ná).

He encontrado por la web una representación que han hecho unos alumnos de México de la obra con la que te partes. Me ha parecido una idea buenísima y muy divertida (¡por qué no haríamos esto nosotros en la Uni y no tanto coger apuntes!).



¡Espero vuestros comentarios sobre vuestras obras favoritas y/o trascendentes (aunque sé que siempre da vergüenza hablar de los amores)!





miércoles, 27 de marzo de 2013

¿Para qué sirve el arte? (¡y especular no es la respuesta! OMG)



He visto hoy una noticia sobre un Plan, promovido por Obama, para aumentar la presencia del Arte en la escuela (La Sexta Noticias 1, Parte 3-9:55, que parece que interesa tan poco que no se han molestado ni en subir luego el fragmento a la web).

He estado leyendo un poco sobre el tema, y parece que le han llovido las crítica por dedicar millones a algo tan inútil como el arte…a pesar de los resultados logrados, como la mejora de la autoestima de los alumnos o el descenso de la conflictividad en el aula –sin contar el aumento de la motivación de los profesores–. Claro, que también se ha hecho en las 15 escuelas más pobre del país, que a lo mejor también molesta.

Pues desde aquí les digo a todos esos que se plantean ¿para qué sirve el arte? que la pregunta es ¿qué es el arte? Y el arte es todo. Si no, nos daría igual vivir en pocilgas en ciudades no planificadas, vestir algodón sin teñir y pintar las paredes de color mierda…A ver si entonces echan de menos el arte.

El arte es todo porque es lo que nos rodea. Desde la ropa que vestimos hasta los cuadros que colgamos en casa. Desde el diseño de una ciudad hasta el espacio que nos rodea: trabajando, estudiando, comiendo, durmiendo…Arte es lo que nos hace sentir una puesta de sol o la gracilidad de un gato. Arte son los colores, las texturas, los aromas y los sabores.

Y qué no nos cuenten milongas. Porque precisamente los que nos repiten que el arte no sirve para nada –y su fomento en las aulas menos aún– son los que se enriquecen con su compra-venta, con la especulación y la falsificación…todo fuera del ámbito de Hacienda, que tampoco les tiene una función muy clara.

Fijaos si nos afecta el arte a diario, que pido desde ya vuestro voto para un futuro experimento: cambiar todas las puertas en España a puerta correderas…Y estaréis pensando “¿?”… Pues una de mis teorías es que la arquitectura doméstica –cómo abrimos las ventanas, cómo nos desplazamos por su interior, etc.– afecta, no solo al carácter de una persona, sino al de todo un pueblo.

Así que propongo cambiar nuestras puertas por unas correderas al más estilo japonés. No sé si lo habéis experimentado, pero te obliga a moverte con una calma sorprendente: te paras, la abres lentamente, pasas, te das la vuelta, la cierras despacio –¡si es que no se pueden dan portazos sin hacer el ridículo!–…total, que esto, a diario, y de forma continuada, explica seguro la educación y el sosiego aparente de los japoneses. El ejemplo contrario: las puertas del Saloon americano, que ni se abren ni se cierran ni te hacen frenar. ¡Cómo no van a disparar sin pensar, si es que no tienes ninguna barrera que te haga pararte y reflexionar, desde el caballo al muerto sin que el humo te deje de salir por las orejas! ¡Qué se puede esperar de una puerta que se “abre” con la barriga…no y no y mil veces no, es que no hay color.

Y porque parece que la ira es la sensación de moda entre la población española, propongo utilizar las puertas correderas como un momento de respiro obligatorio que nos ayude a calmarnos, a ver si funciona. Un obstáculo zen.

Y eeeesta es una de las aplicaciones del arte en la vida diaria. Así que: sí, el arte sirve para muchas cosas…y más que os iré contando (ja!).

Y aprovechando el tema inicial os recomiendo una serie –os creíais que os ibais a escapar–donde se ejemplifica muy bien como la introducción de la música en el aula puede cambiar a los chavales y a toda una comunidad: Tremé.

 Sorprendentemente es una serie poco conocida en España (y lleva tres temporadas), a pesar de que es excelente y única (y para los aficionados al jazz imprescindible).

Y por cierto, que transcurre en Nueva Orleans tras el Katrina…territorio que fue Español y cuyos carteles con los nombres de las calles –en la zona antigua, claro– son de cerámica de Talavera. Ja. ¡Cuando consiga ir os digo cuantos quedan! (Que misterio...)


lunes, 25 de marzo de 2013

Mis últimos descubrimientos cinematográficos


¡Pues ya estoy aquí! Que tenía ganas de compartir mis últimos descubrimientos cinematográficos, que suelen ser los domingos. Y no porque sea mi día ideal de palomitas y películas…no, es mucho menos romántico. Es porque, como os estáis imaginando, la semana empieza fuerte con series americanas, británicas y canadienses…pero según avanza se emiten muchas menos y al final me quedan los capítulos pilotos de «para cuando tenga tiempo» y las películas de «para cuando tenga tiempo de verdad y esté muy aburrida». Vamos: los domingos, donde solo tengo el consuelo del Saturday Night Live (y no, este sábado no había, ¿por qué señor, por qué?)

La primera serie que os recomiendo es In the flesh, una serie muy interesante sobre zombis (y para que yo recomiende una serie de zombis ya tiene que ser buena –que he intentado ver el primer capítulo de The walking dead cuatro veces–).

Parte de una premisa similar a True Blood (cuando era buena de verdad, lo de ahora no cuenta): sí, ha habido un brote de zombis, peeero resulta que han encontrado una cura, así que lo difícil ahora es la integración y la aceptación del otro. Como veis, no es una serie americana, es británica, y se nota también en la duración de los capítulos así que planificad tiempo de sobra.

Ya me decís que os parece. A mí me resulta muy interesante porque incita a la reflexión; no es solo ruido, acción y género.

La otra, que no sé si es más rara aún, pero también se las trae, es Bates Motel, y sí, es el Bates de Psicosis (¡me parto!). Viene a contar como Norman Bates termina mudándose con su madre al Motel; vamos, como comienza todo. Pero transcurre en la época actual, con su móviles y su whasapp para comunicarse con las amigas del insti, que parece que es un guaperas.

Está muy bien rodada, y me gusta el reparto: a Bates lo he reconocido por la voz (aunque no me creía que fuera el chavalín de Descubriendo Nunca Jamás–esto sí que me ha echado 10 años encima de golpe) y la madre es Vera Farmiga, que me gusta mucho como trabaja.

Además de lo interesante que es investigar la locura –ya sabéis, que si el entorno, que si los padres, que si los genes–  parece una serie de intriga, porque, como sabes el final (al más estilo Titanic) lo ves todo como: «uff, traumita», «oh, oh, pedazo de trauma», «claro, claro, de aquí viene su gusto por las bañeras»…

Además es curioso que un personaje muy destacado de la serie sea la propia casa. Se ha escrito bastante de cómo afecta el entorno arquitectónico en la psique humana, y de cómo el lugar (el «genius loci» –el genio del lugar–) y la personalidad el propio arquitecto afectan al arte impregnándolo todo (mira la que se arma con el edificio de los Cazafantasmas). 

Pues aquí no creo que sea casual que la casa la adquieran por subasta tras el desahucio bancario –no se puede ser más contemporáneo–. Esta es, digamos, la primera característica y carta de presentación del personaje-casa que conoceremos…Ahí lo dejo…(Si es que creo que la casa es lo que más miedito da de todo).

Y para terminar, que me alargo, las dos recomendaciones–descubrimientos de películas: Las ventajas de ser un marginado –magnífica– y Buscando un amigo para el fin del mundo –que advierto que es una historia de amor–. No os dejéis desanimar por los títulos horrorosos y si no os gustan…¡culpa mía!

domingo, 24 de marzo de 2013

La próxima semana...más

Bueno, bueno, mi intención era escribir otra entrada esta semana, pero como me senté con el desayuno temprano y me he dado cuenta de que se me ha pasado hasta la hora del Telediario...creo que lo voy a dejar para los próximos días. Os adelanto que tengo intención de escribir sobre las últimas series (señora, su catadora de series oficial! Tengo las series más nuevas...), sobre los edificio en altura (¿positivo o negativo?), sobre el robo de obras de arte y de alguna exposición reciente que otra.

Peeero como he estado terminando mi página web http://azaharaavila.wix.com/azaharaavila, se me ha ido por completo la semana. Para los que tengan ganas de leer más, en la web podéis  encontrar algunos artículos: sobre Watteau y El sueño de Polífilo, sobre la Colección de Pierre Crozat (el coleccionista más importante -y rico- del XVIII francés) y sobre Las Torres Gemelas y el simbolismo del vacío. A todos los que se animen, espero que lo disfrutéis.

Y por favor, dad fe a los que piensan que los jóvenes en Paro no hacemos nada, que no quiero señalar....bueno, sí señalo, a la Oficina de Empleo que no me da empleo, pero paliza...la que quieras y más.

Hasta pronto

lunes, 18 de marzo de 2013

Habemus Papam: Gian Lorenzo Bernini



Es cuanto menos curioso empezar un blog de arte hablando sobre el Papa…bueno, veremos que tiene su por qué.Una de las principales razones es contestar (bueno, que no se exalten, digamos explicar)  a todos esos airados que tras diversas bromas, chanzas y chascarrillos sobre el tema se sentían muy pero  que muy airados.

Decirles, en primer lugar….«que la fama cuesta». Esto es así. No pueden pretender que corten todas las emisiones de televisión para retransmitirnos en directo la proclamación de una nueva máxima autoridad de una religión entre otras tantas sin que, cuanto menos, alucinemos. Además que esto, bien mirado, es publicidad gratuita. Información corporativa no solicitada, vamos, con la que es de esperar, cuanto menos … ciertas bromas. Que no son juicios de valor, sino el análisis de unos hechos. Porque digo yo, que menos publicidad tuvo OT y todavía nos reímos de alguno. Se parece, sobre todo, al desfile de la Selección de Fútbol cuando ganó el mundial….bueno, mejor, a la Copa del Rey de Madrid con Ramos en el autobús. Qué momento. Si a Francisco se le cae desde el balcón cualquier cosa también nos habíamos partido de risa. Quizá por eso no se acercaba mucho al borde del balcón ni llevaba adornos…bueno, bueno, pero eso ya es otro tema.


Dicho esto, me interesa, y mucho, quien disfruta en usufructo del  patrimonio que se encuentra en el Vaticano. Estos bienes tienen un carácter tan especial, tan relevante y singular, que están por encima de la propiedad privada. No digo que se vayan a dedicar a venderlo a escondidas como en los pueblos «de antes». Pero siempre que cambian al jefe preocupa que va a pasar con la empresa. Si no, al loro cuando fallezca la Duquesa de Alba. Ahí lo dejo (que a mí ya me viene la preocupación).


Lo que desde luego queda claro en estas ceremonias es que «Habemus Papam». Que no se llama si no Gian Lorenzo. Bernini, claro. ¡Qué bueno es invertir en un arquitecto de calidad! (políticos, tomad nota. Primero se aprende de arte. Se valora al artista. Y se construye de verdad).

Ahí sigue su obra, presencia rotunda. Protagonista absoluto. La plaza de San Pedro es el auténtico Papa. Tan perfecta y definitiva. Puede que si la hiciéramos ahora cambiáramos los adornos, pero la matemática…es inmejorable. Y todos, absolutamente todos, cuando miraban la ceremonia lo que veían, les emocionaba y les henchía era un espacio arquitectónico sublime. Ese espacio circular donde parece que rebotan las emociones y las aumenta. Ese círculo auto-absorbente de los enamorados. De hecho puede que funcione así. Su grandeza, te enamora. Este amor se recibe de vuelta debido a los brazos que te acurrucan. ¡Qué mejor entonces que el amor correspondido! Y entonces, quedas anestesiado por esa sensación y se paraliza el tiempo. ¿Magia? No. ¿Devoción? Tampoco. Porque los Papas y las religiones…son pasajeras. Pero la verdadera arquitectura, el Arte...es eterno.